¿Qué es la AHF?
Con dicho termino hacemos referencia a la ausencia de la menstruación durante un mínimo de 3 meses si los ciclos eran regulares y un mínimo de 6 meses de ausencia en el caso de que fueran irregulares.
También hacemos referencia a la causalidad de dicha ausencia, puesto que podemos encontrar diferentes tipos de amenorrea y explicados por otras causas o factores.
Dividimos en amenorrea primaria y amenorrea secundaria. Las amenorreas primarias hacen referencia a la ausencia sin que haya habido menarquía, sin que haya tenido lugar la primera regla, o bien que haya desarrollado los caracteres sexuales secundarios pero no haya tenido lugar la 1ª menstruación. Con amenorrea secundaria nos referimos a la ausencia después de que el ciclo haya estado presente. Da igual si es a los 18 como si es a los 30. Puede tener lugar a cualquier edad y si están presentes alguno o algunos de los factores influyentes.
En dichas 2 categorizaciones podemos encontrar diferentes causas, aunque a lo largo de este post vamos a centrarnos en hablar de la Amenorrea Hipotalámica Funcional (AHF) que se localizaría en un tipo de amenorrea secundaria.
En el anterior post «Todo sobre el ciclo menstrual» hicimos un recorrido por el funcionamiento del eje gonadal y características de normalidad del ciclo, base para entender porque la amenorrea es un signo de aviso y porqué se produce.
La AHF no es una enfermedad o patología. De hecho su «diagnóstico» se realiza por exclusión o descarte de otras causas. Es una respuesta adaptativa de nuestro organismo. Este está en constante conexión, recibiendo tanto información interna como externa de todos los eventos que tienen lugar, de la energía disponible, de las necesidades de nuestro organismo para trabajar correctamente, etc. Las causas o factores que pueden llevar hasta esta adaptación se resumen en 3 bloques:
- Estrés energético: baja disponibilidad energética, atravesar o haber atravesado por algún Trastorno de la Conducta Alimentaria, mala relación con la comida, haber realizado cambios en la práctica física sin tenerlos en cuenta en la ingesta y nuevas necesidades energéticas del organismo
- Estrés físico
- Estrés psicológico o emocional
La pregunta clave es ¿qué pasó o pasaba en el momento (o meses antes) en el que mi ciclo desapareció?
Buscamos acudir a la raíz de dicha situación y bucear hasta ver qué factores han llevado hasta dicha ausencia. ¿Por qué? Porque la fisiología sufre adaptaciones frente a estos factores estresantes.

El eje gonadal está formado por 3 estructuras principales: hipotálamo, hipófisis y los ovarios. Exacto, el ciclo comienza en el cerebro como vimos en el anterior post 😉
El hipotálamo secreta la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH) que va a viajar a través del sistema portal que conecta el hipotálamo con la hipófisis y va a llegar hasta nivel hipofisario. La llegada de suficientes pulsos de GnRH le va a dar el mensaje a la hipófisis de que comience con las síntesis de las gonadotropinas: hormona folículoestimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH). Ambas dos van a ser sintetizadas y liberadas al torrente sanguíneo, mediante el cual van a viajar hasta nivel ovárico, dónde vamos a encontrar diferentes folículos en diferentes estadios del desarrollo, formados por 2 tipos de células: células de la granulosa y células de la teca. Las células de la granulosa contienen receptores para FSH y las células de la teca para LH. A dichos receptores se van a acoplar las gonadotropinas y este acoplamiento va a permitir que puedan ejercer sus funciones: continuar con el desarrollo folicular, a medida que vayan creciendo que se pueda aumentar la síntesis de estrógenos, …
¿Qué ocurre en AHF? La funcionalidad de dicho eje se frena. ¿Por qué? Por la presencia de algún o algunos factores estresantes que el mensaje que le envían al hipotálamo (el centro de control o la torre vigía de nuestro organismo🚨) es de peligro inminente y lo obliga a tomar decisiones y a realizar adaptaciones frente a esa situación de peligro.

Una de esas adaptaciones es redistribuir la energía disponible. Es decir, se ve obligado a priorizar procesos e inhibir o reducir el gasto energético de algunos procesos. ¿Qué proceso puede inhibir sin que a corto plazo se vea peligrada nuestra supervivencia inmediata? El funcionamiento del eje gonadal encargado de la funcionalidad de nuestro ciclo y de la reproducción.
A largo plazo la inhibición del eje gonadal si tiene consecuencias:
- Impacto en el funcionamiento tiroideo.
- Disminución de la densidad ósea, debido al bajo nivel de estrógenos. Lo que aumenta el riesgo de fracturas, osteopenia e incluso osteoporosis.
- Impacto en la salud cardiovascular: aumento de los niveles de colesterol debido al bajo nivel de estrógenos. Quizás te suene haberte realizado una analítica y que tus niveles de colesterol hayan salido disparados y te hayan dicho que disminuyas las grasas ¡Error! En este caso para disminuir el nivel de colesterol necesitamos a las grasas presentes, igual que a los hidratos de carbono y las proteínas y asegurar tu correcta ingesta energética. Es la clave para que el eje pueda retomar su actividad y a medida que aumenten los niveles de estrógenos irán disminuyendo los de colesterol.
- Impacto en el funcionamiento del sistema inmune.
- Baja libido, problemas que cara a la búsqueda de embarazo (si no hay ovulación no hay oportunidad de embarazo).
- Cambios anímicos e influencia en el estado de ánimo: irritabilidad, tristeza, también se asocia a mayor riesgo de ciertas alteraciones anímicas (depresión, ansiedad,…)
- A nivel de rendimiento deportivo: menor respuesta al entrenamiento, reducción de la fuerza muscular, reducción de la resistencia, reducción en la coordinación, aumento del riesgo de fracturas,…
- A nivel cognitivo: menor concentración, menor rendimiento cognitivo, …
¿Sobre qué necesito trabajar entonces para recuperar mi ciclo?
La respuesta a esta pregunta radica en qué factores están presentes en tu caso, necesitamos volver a la pregunta de:
¿qué pasó o pasaba en el momento (o meses antes) en el que mi ciclo desapareció?
Puede que la respuesta sea que empezaste a ir al gimnasio, aumentaste tu actividad y también comenzaste a “cuidar” más tu alimentación, evitando ciertos alimentos. Con lo que hemos podido crear una situación de baja disponibilidad energética sin saberlo.
Puede que hicieras cambios en tu alimentación por que estabas pasando por un momento de mala relación con la comida. Puede que fuera al comenzar a trabajar, cambiarte de trabajo, comenzar en la uni,… y que aumentara tu nivel de estrés emocional y psicológico. O puede que sean varios factores al mismo tiempo. Pero la clave está en bucear en tu historia, ver qué factores estaban o están presentes y diseñar el abordaje sobre ellos. Y así conseguiremos que tu cuerpo vuelva a pisar el acelerador del eje gonadal.
¿La suplementación me ayudará?
La suplementación siempre va a ser un extra al trabajo de las bases. Tanto en esta situación como en otras. Si tenemos algún déficit que en tu caso no sea fácil de solventar mediante la alimentación optaremos por la ayuda del suplemento que sea necesario.
🙏🏻Pero ningún suplemento por sí sólo, sin el trabajo de las bases va a hacer que nuestro ciclo vuelva a estar presente.
¿Qué me puedo encontrar en analítica?
Te vas a encontrar un nivel bajo de:
- Gonadotropinas (FSH Y LH)
- Estradiol
Y también puedes encontrarte:
- Prolactina ligeramente elevada (si está elevada habrá que estudiar si la amenorrea puede deberse a ello)
- Disminución de T4 libre
- TSH ligeramente aumentada
- Andrógenos bajos
¿Qué tengo que tener en cuenta desde el ámbito nutricional?
No hay un objetivo calórico clave. Cada persona va a tener unas necesidades concretas y no debemos basar el objetivo nutricional en un número de calorías clave. No debemos basar la recuperación en contar calorías.
Debemos valorar cómo es tu alimentación actual, partir de ahí y preguntarnos si incluyes TODOS los macronutrientes o estás excluyendo (consciente o inconscientemente a algún grupo o alimento):
- Hidratos de carbono: cereales (arroz, centeno, maíz, espelta, trigo sarraceno, trigo,…), tubérculos (patatas, batatas, yuca,…), pseudocereales como la quinoa, los productos de los cereales (pasta, pan, harina,…)
- Grasas: aceite de oliva virgen extra (aove), aceite de coco 1ª presión en frío, aceite de lino 1ª presión en frío, aguacate, semillas, frutos secos o crema de frutos secos,…
- Proteínas: legumbres, pescados, huevo, carnes, proteínas vegetales (tofu, seitán, tempeh,…)
Los grupos de macronutrientes más demonizados y los que tendemos a encontrar más excluídos son los hidratos de carbono y las grasas. Solemos encontrar que la alimentación se basa en proteína y verduras, por ejemplo: la comida se basa en carne o pescado a la plancha con ensalada o verduras horneadas y la cena igual.

A ello tenemos que sumarle si lo estamos haciendo inconscientemente porque «creemos» que cuidarnos significa excluir a las fuentes de hidratos de carbono y grasas (esto suele suceder por las gran cantidad de información con la que hemos ido creciendo y la que nos ha ido llegando a lo largo de toda nuestra vida, por ejemplo: «voy a empezar a comer más limpio», «voy a empezar a cuidarme»,… Y así empezamos a apartar ciertos alimentos, a excluirlos de nuestra alimentación, y poco a poco (y sin ser conscientes de ello) vamos disminuyendo la disponibilidad energética al excluir dichos alimentos. O si estamos haciendo conscientemente.
A ello debemos sumar y valorar cómo es nuestra relación con la comida: ¿hay algún o algunos alimentos que me generen miedo introducir en mi alimentación? ¿hay algún método de cocinado (fritos, rebozados,…) que me genere rechazo o miedo? ¿qué pienso o qué sensación me genera comerme una galleta o un trozo de tarta? Las respuestas a dichas preguntas nos pueden dar una información muy valiosa sobre qué aspectos necesitamos trabajar. Si hay miedos, mala relación con la comida o ciertos alimentos, o incluso algún trastorno de la conducta alimentaria necesitaremos trabajar desde diferentes ámbitos (psicológico, nutricional,…) para trabajar sobre los factores que han influido e influyen en cada caso, trabajar sobre las creencias presentes, sobre los miedos hacia ciertos alimentos y sobre cómo comenzar a hacer cambios en la alimentación.
¿Los anticonceptivos hormonales (ACOS) van a ayudarme a recuperar mi ciclo?
Ojalá, pero no. Lo que crean los anticonceptivos hormonales son una sangrado por deprivación, un sangrado de diseño por así decirlo. Estamos aportando una mínima carga hormonal de estrógenos y progestina de forma diaria durante 28 días o 21 días y una semana de placebo (depende del tipo concreto). Pero ese sangrado resultante no es tu menstruación. La menstruación siempre va a ser resultado de un ciclo ovulatorio, en el que ha habido ovulación. Os invito a revisar el prospecto de cualquier anticonceptivo hormonal y revisar su función. Vais a encontrar que su función es inhibir la ovulación, inhibiendo el funcionamiento del eje gonadal. Por tanto no nos va a ayudar a recuperar el ciclo, pero así nos lo hace creer al ver un sangrado como resultado después de tomarlos (lo creemos si no sabemos cómo funciona nuestro ciclo ni que función cumplen dichos anticonceptivos hormonales). La única para la recuperación del ciclo y tu menstruación es trabajar sobre las causas presentes en cada caso.

En definitiva, la recuperación del ciclo menstrual no se reduce a llegar a x objetivo calórico, es mucho más. Os invito a plantearos todas las cuestiones comentadas, a revisar todos los aspectos comentados y a revisar vuestra historia desde el comienzo de la ausencia. Clave para poder comenzar a dar respuesta y ver cómo y desde qué ámbitos necesitáis trabajar. Cualquier duda os leo en los comentarios😉
Y me encantará leer vuestros comentarios, saber si os ha servido de ayuda, si os surgen dudas con lo planteado. ¡Un abrazo!🤗
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